Despertando un viernes otoñal

John Galliano

Buenos días a todos. Me he despertado por mí misma, sin despertador y sin llamada o sms en el móvil, es un lujo esa sensación. 

Estoy desayunando un yogurt natural, antes me he bebido un té y entre párrafo y párrafo me haré unas tostadas con jamón york y Philadelphia. Me encantaría vivir con alguien, con alguna amiga para charlar en estos momentos, me gusta el ambiente que hay hoy, no es que sea un día para ir a la playa, pero me gusta como huele Madrid hoy.

Así que he mirado a mi alrededor y he visto mi ordenador, he abierto la tapa y ahí estaba mi blog, así que os hablo a vosotros.

Seguiré con mi historia con Carmen. Cuando ella me regaló los zapatos caros y confesó que era escort me quedé helada, le dije lo típico, que la respetaba, que eso no cambia las cosas entre nosotras y tal. Yo estaba dolida por lo de mi novio Javier, ni se me pasó por la cabeza seguir los pasos de mi amiga, pero pasó un tiempo y disfrutaba viendo escaparates y revistas pensando en el caso "hipotético" de dedicarme a lo mismo Carmen. Ella era una chica estupenda, estudiaba, enamoraba a todos los que se cruzaban en su camino y tenía una clase envidiable. La diferencia entre ella y yo es que ella sí entraba en las tiendas de firma y compraba y yo no. Ella vivía en un piso elegantísimo y yo compartía con mi amiga la estudiante de diseño, que estuvo muy bien pero no es lo mismo que vivir sola en un piso como el que tengo ahora.

Me encantan los viernes, la gente parece más relajada que otros días de diario, los viernes tienen un final feliz, siempre me han gustado, desde que soy pequeña, tienen la mezcla perfecta, un poco de rutina y un poco de fiesta, la rutina es agradable cuando te obliga a seguir ciertas pautas saludables como levantarse pronto para aprovechar el día y el trabajo bien hecho y la lucha contra la pereza le hace sentirse bien a una, pero los viernes por la tarde eso se rompe y empieza la fiesta, y eso es lo que me gusta, la recompensa merecida. Ahora ya no trabajo en nada con horarios... y no soy como Carmen, yo ni siquiera tengo tapadera real, pero sigo diciendo en casa que trabajo en una tienda, de todos modos no van a venir a comprobar si es verdad.

Puse ayer que iba a ir a la peluquería... vaya, hoy no me parece tan buena idea, MI PELO!!!

Hoy me llamará un cliente que es agente inmobiliario, aunque espero que no... hoy no tengo muchas ganas de tener una cita. 

Cuando acabe el desayuno limpiaré la casa un poco y después me iré a correr, hace un frío que pela, pero tengo la costumbre ya adquirida, y lo que me ha costado adquirirla, pero ahora ya no me cuesta.

Feliz fin de semana

Los zapatos de iniciación

Burak Uyan

Vengo del gimnasio muy relajada y motivada, ya he recibido las primeras opiniones sobre mi blog, claro que son de gente que conozco y a la que avisé de la existencia de esto.

Os contaba que Carmen me introdujo en este mundillo de las acompañantes, me cuesta mucho decir eso de prosti (y lo que sigue), sí es un tanto hipócrita, pero es que o es que las verdades ofenden o es que para mí no es lo mismo ser prosti (eso) que lo que yo soy. Sí es lo mismo... bueno, da igual.

Carmen me introdujo en esto cuando a ella ya le iban muy bien las cosas, pero antes voy a contároos como conocí a Carmen, ya sabeís que trabajamos juntas en la boutique e hicimos muy buenas migas las dos, una noche me llevó a su discoteca preferida, Gabana, relativamente cerca de la tienda en la que trabajábamos, por aquel entonces yo aún no sabía que Carmen era algo más que dependienta de la boutique y es más, como me confesó más tarde lo de la boutique era una tapadera, en realidad trabajaba sólo media jornada pero así mantenía las apariencias frente a su familia y en clase.

En Gabana conocí a mi primer novio desde que llegué a Madrid, se llamaba Javier, y como casi todos los chicos de Gabana era un buen partido. Lo nuestro duró cuatro meses, la verdad es que fue una época genial. Pero todo acabó cuando descubrí que me ponía los cuernos día sí y día no. Fue un duro golpe para mí, yo le quería.
Entonces Carmen para animarme me regaló unos zapatos muy parecidos a los de la imagen de este post, carísimos, eran suyos, pero se los había puesto sólo un par de veces, la suela estaba impecable. Fue entonces cuando descubrí que Carmen no era una simple dependienta de media jornada, tuvimos un tira y afloja con respecto a los zapatos, a mí me encantaban pero los rechazaba, ella me insistía, hasta que le dije que eran muy caros para regalármelos. Carmen reflexionó y me confesó cómo ganaba tanto dinero, pero ni se me pasó por la cabeza hacer lo que hacía ella en eso momento. Eso llegó después.

Introducing Carmen

Thakoon

Voy a seguir con mi historia como acompañante de lujo.

Estaba contándoos que trabajé en una boutique bastante conocida, allí conocí a una chica dos años mayor que yo, y es importante el dato, porque me llevaba dos años de ventaja en la gran ciudad y en muchas cosas, de hecho hoy yo tengo la edad que tenía ella por aquella época y soy lo que soy gracias a ella.

Se llama Carmen, es de Barcelona y vino a Madrid a estudiar empresariales. Sus padres no podían pagarle la vida en Madrid, así que empezó a trabajar en Bershka para pagarse una residencia. Es la chica más culta que puedas encontrarte vestida con minifalda, y aunque no puedo evitar ser frívola ahora me pongo seria, Carmen es listísima, cultísima y tiene una cabeza que ya quisieran muchos, sin embargo, quizás por su familia que es un tanto... .... evitaré los adjetivos porque no quiero pensar en negativo, pero Carmen hubiera podido llegar muy lejos si su familia no hubiera dejado tanta huella en su autoestima.

Muchos quieren creer que tanto Carmen como yo somos paletas que se han visto desbordadas por la ciudad... pero no estoy de humor para explicar que yo no me siento así. Las dos somos maduras y muy listas, si no no seríamos acompañantes de lujo, seríamos chicas de 60 € un completo.

El caso es que Carmen se vio capaz de entrar en una agencia de modelos y con tan mala suerte (o no) de que se metió en la peor de todo Madrid, que no digo para que no me denuncien porque es grave el asunto y yo sólo sé lo que me han dicho. Al parecer eso era más que una agencia y las chicas eran más que modelos... vamos, que te apuntabas para ser modelo y las pasarelas no llegaban pero camas tenías todas las que quisieras para lucir palmito. Carmen le vio tirón al asunto y aprovechó la coyuntura y con lo lista que es, porque lo es, valoró y decidió por sí misma ser acompañante. Y así empezó Carmen y gracias a esa historia empecé yo después a través de ella. Pero eso lo cuento en la siguiente entrada.
 aunque el diseño de su blog es bastante choni!