La punta del zapato: junio 2011
DIARIO DE UNA ACOMPAÑANTE DE LUJO DE MADRID

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martes, 7 de junio de 2011

Mi hermana

Giorgio Armani
Hoy he vuelto a discutir con mi hermana, y como siempre ha sido una discusión muy acalorada, con gritos, reproches, dolor... 

Tengo mucho miedo de perderla y por primera vez creo que no voy a poder recuperarme con el paso de las horas y de los días como en otras ocasiones. Incluso se lo he dicho a ella, creo que voy a necesitar ayuda psicológica, no sé cómo explicarlo, es de esas veces que por necesidad algo en tu mente cambia, has recibido una información, o mejor dicho una verificación de cosas que ya sabías, y ese dato ha hecho que tomen sentido juntas. Pero ese sentido es contrario al que creías antes, la verdad, sea cual sea el motivo es que mi hermana y yo no sentimos lo mismo la una por la otra.

¿La culpable? Quizás yo... ¿La víctima? quizás ella. Y el resultado hoy es que ambas estamos sin conexión, la sangre, el pan y el agua no son suficiente. Hoy se ha ido diciendo que no volverá para no tener que verme. Otras veces ha dicho cosas parecidas y no ha pasado nada, pero hoy es distinto, yo quiero volver a verla, pero puede que a fuerza de repetirlo, yo misma crea que es lo mejor, aunque no puedo creer que esta situación haya llegado a estos puntos.

Ella dice que yo era la hermana dominante y que ha tenido que amoldarse a demasiadas cosas. Éramos niñas, es en lo único que puedo escudarme, en mi inconsciencia, sin embargo no podría utilizar en mi defensa un comportamiento impecable. También podría recurrir a que hace mucho tiempo y ha prescrito, pero esto no es un juzgado y yo misma sería la primera que agacharía la cabeza y aceptaría el castigo por cualquier cosa hecha en cualquier momento de nuestra infancia, puede que precisamente sea este. 

Quiero a mi hermana, y si me diera la oportunidad de hablar por última vez para decidir romper, le pediría perdón por cada cosa mala que le he hecho y le daría mil gracias por las cosas buenas que me ha dado ella. 

¿Qué puedo hacer? ¿Hundirme en la culpabilidad por haber sido una niña mala? Estábamos juntas todo el día, éramos las hermanas perfectas, no nos hacía falta ni hablar, estábamos conectadísimas. El roce hace el cariño... y a veces heridas.

Haría lo que fuera por tener algo bonito con ella. Ir a un psicólogo juntas, pero sé que ella no aceptaría, sin embargo yo sé que nosotras solas no vamos a poder arreglarlo. Y yo quiero arreglarlo con todas mis fuerzas, hasta que no vuelva a hablar con mi hermana... seguiré sintiendo ansiedad, como llevo estas horas desde que se ha ido.

lunes, 6 de junio de 2011

El viejo delicadito

Diego Dolcini
Este fin de semana he quedado con un cliente lo suficientemente extraño para ser descrito en el blog (y lo de extraño lo digo con todo el respeto, simplemente me sorprendió).

Se puso en contacto conmigo a través del teléfono de contacto que he hecho que circule por ahí en periódicos, webs... y este en concreto me encontró en el periódico, al principio por curiosidad por mi precio y por el concepto de "acompañante".

Como siempre aclaro que mis servicios son de simple acompañante y en una primera cita jamás doy tarifas de sexo ni pistas de que existen, voy a las citas a ciegas algo más aliviada respecto a verme frente a una situación desagradable. Aunque como es lógico todos intuyen que una acompañante es fácil que tienda a "ceder" en cierta circunstancia frente a un billete lila.

El cliente del viernes estaba jubilado y vivía con su hermana, sin embargo tiene un piso bastante bien apañado como picadero. Me dijo que yo era la mujer más sofisticada que había pisado esa casa, y que por lo general una vez a la semana se da una vuelta por ciertas carreteras, o calles, o visita algún local con chicas de alterne. Lo del concepto de acompañante de lujo le pareció muy peliculero al leerlo, pero lo entendió muy bien cuando me vio, esas son sus palabras, y me sentí halagada.

No me contó mucho más de su vida, sólo lo de la hermana y lo de sus "novias" semanales. Pero noté algo, algo que no quería contarme, quizás por vergüenza, algo relacionado con su salud, o quizás era un viejo cascarrabias y gruñón, pero se quejaba de cualquier movimiento, "ay ay ay ay ay", "ay dios mío", "ay", todo esto en gruñidos para sí mismo, sentarse, coger algo de la mesa, sacarse los cigarros del bolsillo.... todo era un "ay". 

No hubo sexo en su piso, él tenía en la cocina unos ingredientes y un libro de cocina, nada del otro mundo. Y quería que le cocinara la cena, la verdad es que es la primera vez que me contratan para cocinar, pero vivo sola y sé desenvolverme en la cocina un poco, le hice la cena y cenamos viendo una peli. Me preguntó si no tenía calor, y su mirada decía claramente, quítate la blusa. No me importó cenar en sujetador... después de todo, nadie paga un sueldo de acompañante a una cocinera, fui una chica buena y le complací.

La cena me quedó rica, el cliente no insistió en tener sexo conmigo y me fui a casa en taxi. Lo que más me hizo pensar de ese cliente fue la cantidad de "ays" que dijo para absolutamente todo, era tan delicadito.... me puso nerviosa, hay hombres mayores.... y luego están los viejos, esos son los que hacen "ay ay ay ay".

miércoles, 1 de junio de 2011

Últimas semanas de clase

Barbie Elizabeth Taylor
La verdad es que una de las razones de mi ausencia son los trabajos de clase, como sabéis me apunté a mitad de curso y me esforcé mucho por ponerme al día, ahora estoy a final de curso por fin y sigo notando los efectos de haber empezado más tarde que el resto. Menos mal que ya acaba!!

Últimamente acepto pocas citas con clientes, sobretodo de clientes nuevos, en estos tres años que llevo como escort me he hecho una agenda de clientes fieles y con eso he ido tirando estos meses. La verdad es que aceptar clientes nuevos es un extra en mi sueldo mensual, pero me daba pereza pasar por lo de las citas a ciegas y conocer clientes nuevos siempre conlleva cierta preocupación hasta que conoces de qué va.

Entre clases, trabajo y ejercicio, mi vida ha adquirido cierta rutina pesada. Dentro de media hora estaré en clase, y más que por librarme de los trabajos que hay que entregar, quiero que lleguen las vacaciones para dejar la rutina. 

Voy a planear un viaje para salir de Madrid en cuanto acabe las clases un par de semanas. Hace tiempo que quería hacerlo.

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