Gianvito Rossi |
Este fin de semana ha sido tranquilo, aunque he estado autoesclavizada con los patrones, los trabajos, los dibujos y los apuntes, tengo unas ganas de que acabe este trimestre doble...
No he tenido ninguna petición de cita, pero algunos clientes me han llamado para charlar, nunca he fijado un precio para esos ratos y por suerte nunca me ha hecho falta, los clientes habituados a las acompañantes de lujo, que pagan 600 euros por estar con una chica o bastante más por acostarse con ella, valoran el tiempo de la chica en euros y cuando las conversaciones se alargan siempre acaban compensándome, les encanta que yo vea que están atentos a esos detalles y yo lo agradezco.
Sólo han sido dos, uno de ellos aquel estudiante que no se atreve a quedar con chicas, ni hablar con ellas si quiera y que solo se ha relacionado con prostitutas rusas, a las que sigue viendo de vez en cuando. La verdad, pasamos casi una hora hablando por teléfono, pero no lamenté el tiempo perdido, a pesar incluso de que no estoy segura de que ese chico se vaya a dar cuenta como mis clientes más expertos de que mi tiempo se paga. En este caso no me importaría hacerlo gratis, porque lo pasamos bien charlando, y aunque intento darle confianza, a pesar de que sabe de que puede comprar mis movimientos, mi aspecto y seducirme con algo tan fácil como el dinero, se pone nervioso y no sabe reaccionar. Estoy deseando ponerme frente a él y darle unas cuantas lecciones para que pierda el miedo a las mujeres.
Y bueno, estoy esperando a que salga un poco más el sol para salir a correr, ya que no tengo ni tiempo de ir al gimnasio, una vez que voy a clase y todos los días nos mandan algo nuevo!